Armonia Nectere Pasus | CONFIRMACIÓN Elite| Personajes Cannon Disponibles

Oscuridad.

Abrió sus ojitos, y eso fue lo primero que halló en aquella habitación. No se distinguía nada más, que sombras y más sombras. Sus pequeños ojos estaban abiertos de par en par, aunque eso, estaba claro, no le serviría de absolutamente nada.

Sólo cuando sintió sus ojos escocer, los cerró nuevamente y entonces; cuando los abrió, se dio cuenta de que, ahora, las luces de aquella claustrofóbica habitación estaban siendo encendidas.

Una mujer, sentada en una especie de trono de hierro; lo miraba con una sonrisa torcida. Parecía de lo más extraña. Vestida, con una túnica color verde pasto, debajo de otra negra, que le daba la sensación de protegerse del frío, aunque, desde luego, en aquella habitación hacía de todo; menos eso. Despeinada y algo descolocada, se encontraba comiendo algo rojo centelleante, de una vasija de plata.

—Bienvenido, querido—Habló, con una voz que a él, no se le antojó agradable—. No sabes cuánto me alegra que estés aquí.

— ¿En dónde estoy? —Preguntó, con voz queda; al darse cuenta de que estaba encadenado a las paredes negras curtidas. Sus pequeñas manos, se acercaron a sus ojos, para sobarlos un poco. Le ardían— ¿Quién eres tú?

—Aquí la de las preguntas, soy yo—Murmuró la mujer, presionando el puente de su propia nariz—. ¿Te gustaría jugar conmigo, Jared?

¿Jugar con ella? ¿Qué quería hacer aquella mujer, exactamente? Él, lo único que quería, era largarse de allí. Estaba asustado, y comenzaba a sentir hambre. ¿En dónde estaba? ¿Cómo había llegado hasta allí?
— ¿Quieres irte, cielo?

La voz desquiciada de aquella mujer, le asustó. La miró nuevamente, y no se le hizo difícil notar que ahora, se encontraba a una distancia muy poco prudencial, entre ambos. Los dientes, manchados de lápiz labial rojo, estaban perfilados casi como si se los hubiese lijado, para sacarles filo. Quién sabe qué, hacía con ellos.

— ¿Irme?

—Sí, así es. Irte. De aquí—Acercó sus manos al cabello del moreno, y comenzó a acariciarlo lentamente; mientras los ojos de Jared, viajaban como posesos, por los movimientos de aquella terrible mujer—. Con tus amigos—Habló nuevamente, mientras señalaba a un rincón que Jared, aún no había visto.

Se asustó, entonces. En él, estaban dos chicos que no parecía conocer, pero que le sonaban muchísimo. La castaña, estaba asustada. Sus ojos vendados, no podían distinguirse; pero movía su cabeza de un lado a otro sin parar, mientras lloraba recostando su cabeza, en las piernas de un chico pelinegro, un poco mayor que ella, que apretaba sus puños, como molesto por algo.

Nuestro chico, asintió nervioso. No les conocía, pero sentía la necesidad de protegerles. No es como si fuese un cobarde, pero, además de ser apenas un crío; aquello no le parecía muy acogedor, sobre todo si le agregaban que la mujer parecía ser bastante peligrosa… en todos los sentidos.

—Solo debes jugar conmigo, pequeño.

— ¿Jugar? ¿El qué? —Para un niño de siete años, cualquier juego; era lo más increíble del mundo. Sobre todo, si aquello te sacaría de un lugar tan lúgubre.

—El juego de las Sombras—Habló, como si fuese lo más genial. Se levantó del piso sucio, y volvió a caminar a su trono.

— ¿El juego de las sombras? —Repitió el chico pelinegro, mirando a la mujer frente a él.

—Es muy sencillo—Dijo ella, mientras degustaba una fresa bañada en chocolate—. Solo necesitas… Buscar unas cosas para mí… Y una de ellas, estoy muy segura que la conocerás pronto…

Jared dudó unos segundos, pero al ver a sus dos… a esos chicos, atados, asintió.

—La primera, es la piedra de resurrección… La segunda, la varita de sauco… La tercera, es la capa de invisibilidad… Y la cuarta… La sangre del elegido…

Despertó agitado, en su cama. Nuevamente aquel sueño, al que no le conocía su significado. ¿Qué era? ¿Por qué siempre lo tenía? ¿Y por qué siempre salían aquellos chicos que… ni siquiera conocía?

El ulular de su lechuza, le hizo caer en cuenta de que, ya no estaba en un sueño. Giró su rostro, y se encontró con que el animal, tenía en su pico, una carta. La ventaba de atrás, daba claramente, un espectacular paisaje de las Bahamas de noche.

Abrió la carta, con manos temblorosas, dañándola un poco, y arrugándola gracias al sudor que corría por su cuerpo.

Querido Sr. Krum:

Le recordamos que el inicio de curso es el 1 de septiembre, y debe estar listo en la estación St. Rodrik, a las 11:00 am. Del mismo día. La lista con los materiales a usar éste curso, están en la otra carta adjunta.

Además, todos los estudiantes mayores de quince años, visitarán Londres, para un Torneo que se celebrará en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, éste año. Todos los detalles, los daremos en el Banquete de Bienvenida de curso.

Con mis mejores deseos…

Cameron Von Dervart.-
Director adjunto.